Entre las distintas operaciones asociadas a un préstamo hipotecario, una muy común es la de avalar el crédito. Hablamos de una complicada operación, que precisa de un estudio preliminar de las condiciones, ya que los resultados son esenciales para el avalista, llegado el caso de impago.
Avalar supone, que el avalista aporta una garantía personal en una transacción hipotecaria, a una tercera persona. Es muy común, que esto se de en el entorno familiar, donde los hijos son avalados por sus padres u otros familiares. Si bien, igualmente puede producirse en otros ámbitos.
El aval es demandado por la entidad bancaria, en el caso de comprobar que la persona que pide el crédito no logra cumplir los requisitos mínimos de seguridad, para poder recibir la devolución del mismos sin tener las garantías adicionales solicitadas.
Avalar un riesgo a tener en cuenta
Avalar, es una transacción que implica un alto riesgo. Ante la ley el avalista es el responsable solidario de la deuda, lo cual implica que, si se produce impago por parte del avalado y no responde, la entidad financiera tiene todo el derecho de exigir al avalista el pago de la deuda. Es más, si no se puede embargar a la persona avalada y el avalista no abona el pago, este ultimo puede verse perjudicado sufriendo el embargo de sus bienes y patrimonio.
Hay que tener presente, que, al aceptar la condición de avalistas, aceptamos el riesgo de terminar pagando una deuda ajena. Para ello, contamos con un procedimiento que habitualmente da comienzo, con el impago por parte del avalado.
Cómo funciona el proceso de reclamación de un aval
Cuando se inicia el procedimiento de reclamación de deuda al avalista primeramente han tenido que pasar una sucesión de acontecimientos.
En primer lugar, que la persona avalada no se haga cargo del pago y por ello, se le reclamara la deuda por parte de la entidad financiera. Si bien la entidad no recibe respuesta alguna por parte del avalado se podrá pasar legalmente a pedir el embargo de los bienes, como del patrimonio del deudor. En caso de no poder recuperar el total de la deuda mediante embargo, la entidad financiera emprenderá acciones legales hacia el avalista.
Este proceso legal, precisa de varios tramites burocráticos, empezando con una reclamación de deuda, de ningún modo se inicia con un embargo directo. Por lo que el avalista, antes de ser embargado tiene la oportunidad de hacerse cargo de la deuda o intentar negociar con la entidad.
Es un tramite lento, pero que si se lleva a cabo. Y con ello puede ocasionar importantes daños al patrimonio del avalista.
Por esta razón, es importante a la hora de avalar, tener en cuenta varias cuestiones importantes como;
- La magnitud de la operación
- Comprobar la solvencia del avalado
Es evidente que ninguna persona cuando solicita ser avalado, busca perjudicar ni cargar su deuda al avalista, menos aun dentro de la propia familia. Pero no olvidemos que estos casos pueden ocurrir y que antes de exponer el patrimonio de quien avala, deben ser estudiados primero.