La enfermedad del siglo XXI se llama estrés por lo que si usted como empresario tiene el clásico empleado “animoso” e inmune a los problemas, tome en cuenta que esto no puede durar para siempre.
Diversos estudios indican que los problemas que aquejan al mundo tales como las crisis económicas o el ambiente de incertidumbre afectan al trabajador más entusiasta, y lo peor de todo son las repercusiones en la salud.
Aunque los problemas parecen ser externos, los trabajadores reaccionan ante las adversidades de acuerdo con la fundación internacional “El Arte de Vivir”.
Otros estudios como los del Business Report (IBR) 2010 de la consultora Grant Thornton indican que no es coincidencia que incluso exista una relación entre los niveles de estrés y el Producto Interno Bruto (PIB) dado que de cada 10 empresarios mexicanos, 7 refirieron el “flujo de efectivo” como su principal factor de inquietud.
De acuerdo con el estudio ‘Estrés en América’, de la Asociación Americana de Psicología, cuando la crisis estaba en todo su apogeo en el 2008, en el país de las barras y las estrellas el 30 por ciento de los empleados manifestaron que sus niveles de ansiedad fueron extremos dado el escenario económico,
En resumen, el problema sea por externalidades o personal, ponen en peligro el desempeño de los individuos en el trabajo, tanto para el empresario por la incertidumbre acerca de su negocio y a los empleados por conservar su trabajo.
Lo peor es que el estrés puede provocar alguna úlcera, insomnio, aumento del colesterol o recurrir a medicamentos, ahí es donde perdemos nosotros, física, emocional y económicamente.
